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Siete plantas con flores para darle color al jardín en otoño

[vc_row type=»vc_default»][vc_column][vc_column_text]erminado el verano, el jardín comienza a replegarse para encarar los meses otoñales, pero aún hay especies con floraciones o perfumes que las vuelven protagonistas y logran extender la temporada de interés. Son de fácil cultivo, nobles en floraciones y prácticas en espacios urbanos. Aquí, te presentamos a siete de ellas.

Sedum spectabile ‘Autumn Joy’

Las hojas tienen una interesante tonalidad verdeazulada, son anchas y ovaladas. Al final del verano florece profusamente, con ramilletes que comienzan en un tono rosado que se va acentuando con los días hasta convertirse en un color castaño intenso, en una evolución que tiene lugar durante varias semanas. Atrae abejas y mariposas.

Requiere sol pleno, suelos bien drenados, pero es tolerante al tipo arcilloso. Es fácil de multiplicar mediante división de mata.

Antigonon leptopus

Es una trepadora de rápido crecimiento que se sostiene a través de zarcillos, siempre verde. Las hojas son de color verde intenso. Durante todo el verano y hasta mediados de otoño, produce numerosas flores de color rosa púrpura brillante. Muy visitada por abejas para obtener polen y néctar.

Requiere pleno sol y riego moderado; resiste períodos de sequía. No es exigente con relación al suelo. En zonas templadas puede comportarse como caduca. Si bien se reproduce por semillas, esquejes o acodos, también se establece donde es cultivada a través de brotes y puede convertirse en invasora.

Leonotis leonurus

Las flores son tubulares, de color rojo anaranjado. Aparecen entre mediados del verano y el otoño. Ricas en néctar, atraen mariposas, abejas, colibríes y otras aves. Existen variedades con flores blancas (var. albiflora) y amarillas.

Requieren una ubicación a pleno sol y suelos livianos. No tolera heladas, pero sí la sequía. Muy apta para jardines de las costas marinas, pues soporta la salinidad. Debe podarse al final del invierno para obtener un rebrote intenso y mantener el porte arbustivo. Es fácil de multiplicar por esquejes.

Lablab purpureus

Desde mediados de verano produce espigas de flores amariposadas, fragantes, de color violeta con toques magenta y blanco, seguidas por vainas lisas, brillantes y de color púrpura intenso, casi bordó, muy llamativas y ornamentales.

Necesita de un soporte para desarrollarse. Requiere suelos livianos de buen drenaje (porque no tolera los encharcamientos) y exposición directa al sol. Soporta la sequía. Se propaga a partir de semillas que se colectan en otoño.

Clerodendrum bungei

Sus flores son pequeñas, perfumadas, estrelladas, de color rosa violáceo brillante y aparecen en la planta agrupadas en inflorescencias en corimbo, tipo racimo.

Requiere suelos húmedos, orgánicos, ricos y bien drenados, pleno sol o sombra parcial, pues aprecia la sombra ligera de la tarde en climas cálidos de verano. Es de poca tolerancia a las bajas temperaturas. Suele propagarse allí donde está instalada, invadiendo el área. Admite la poda para conservar su porte.

Lespedeza thunbergii

Desde fin del verano hasta mediados del otoño muestra sus flores amariposadas, de color rosado violáceo, a lo largo de varias semanas. Atrae mariposas y provee alimento a abejas. Hay un cultivar ‘Alba’ de flores blancas.

Requiere sol, pero admite la media sombra. Necesita suelos con buen drenaje. No presenta problemas sanitarios complejos. Responde bien a la poda invernal. Se multiplica por semillas, que deben ser escarificadas debido a la dureza de su tegumento.

Clerodendrum chinense

Las inflorescencias se presentan en cimas terminales, con flores individuales de cáliz violáceo, corola blanca rosada al desplegarse, muy aromáticas. Requiere ubicación a media sombra, donde la luz solar no incida directamente sobre ella, y temperaturas medias. Tiene baja tolerancia a las heladas. Necesita suelos bien drenados, nunca encharcados, ricos en materia orgánica. Coloniza el área allí donde se desarrolla, por lo que se vuelve invasora.

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